Hace hoy 70 años, una representación de lo mejor de la juventud cubana juntaba sueños, escarbaba en sus escasos ahorros o vendía lo que tenía en propiedad, para emprender un viaje a Santiago de Cuba y Bayamo. Era temporada de carnaval en Oriente, pero ellos no iban a celebrar. Como mártires o como héroes, sin ellos mismos saberlo, iban a entrar en la historia.