La Habana de noche es como una ciudad mágica envuelta en un manto de luces deslumbrantes. Los edificios coloniales y modernos, las plazas y las calles se visten de un brillo festivo que realza su belleza. Si se presta atención, se pueden descubrir sus maravillas. Las sombras se alargan y los reflejos en las fachadas crean un ambiente fascinante y enigmático.